Tradición: “elementos culturales que se
transmiten en el tiempo”, y como dice un amigo mío, es muy importante crearlas
y mantenerlas. Por eso es que estamos retomando, el relato de nuestras salidas,
y que junto a las fotos grupales, nos permiten transmitir a los que por alguna
razón no pueden participar de alguna salida, enterarse de lo que disfrutamos
los que si pudimos ir.
Reunirnos en la calle 53 y 7, ya es una tradición,
salir tempranito mirando el cielo con disimulo, para alejar alguna nube, que
nos impida salir de avistaje es otra costumbre.
Este sábado la propuesta fue Punta Indio, puntualmente
fuimos llegando, con la expectativa de conocer,
a nuevos participantes, Paloma, Irene, y dos muchachos que se vinieron de
Buenos Aires, Leonardo y Omar, hechas las presentaciones y contándoles cómo se
desarrollaría la salida, y casi nos olvidamos de Facundo que nos esperaba en el
camino.
Tomar la ruta 11 para el sur, tiene en sí mismo una adrenalina especial.
A pocos kilómetros de la Plata ya estamos en el campo y ni que hablar cuando
pasamos Magdalena y entramos en la parte de ripio, ese camino es impactante por
los talares, los bañados, la conchilla, los nidos de cotorras en los postes de
luz, salvo algún energúmeno que pasa a mil, y nos llena de polvo y peligro,
parece que estuviéramos muy lejos de la ciudad.
Teníamos que saludar a Marcela por su cumple.
Llegamos al sendero, que bordeando el arroyo
y con muchas plantas del lugar, como el coronillo, el molle, tala, sombra de
toro, con sus hojas romboidales ,atraen las aves como Pitiayumí, que apareció
enseguida, junto con las golondrinas domesticas y algunas de ceja blanca, Omar venía
con la consigna de poder ver al Juan Chiviro, y tuvo suerte porque estaban y se
saco las ganas..
No porque salgamos casi siempre no vamos a
nombrar a Adelma, Claudia, Marcela, Mirian, Isabel, Michelle, Gustavo, Juan,
Martín, Chiche, Carlos, Facundo, y Guille (el de menos pelo). Nos separamos en
dos grupos, sin saber porque(algunos caminan rápido, otros miran de
todo (plantas, bichitos, orugas, rarezas del lugar etc.) y siempre hay algún
solitario que anda por ahí. Apenas entrar al sendero Michelle vio en el bosque
una rapaz que podía ser un taguató, o también un esparvero comun, (lo sacamos
por el canto y porque tenía la cabeza clara. y no oscura como el taguató. El
sendero es muy lindo tiene un mirador construido con ramas de árboles exóticos
desde donde se ve las copas de los árboles. Desfilaron por nuestros ojos
taguató, cigüeñas (buscando térmicas para elevarse) arañeros, pijuis ,zorzales.
Luego de caminar y recorrer el sendero paramos para hacer el alto del morfi , momento de anécdotas, chistes, bromas y alguno que por
ahí se le ocurre hablar en serio.
Nos había encontrado en el camino un señor,
Don Roberto Rodriguez, dueño junto a su esposa del refugio natural “La Amanda” (así
se llama la esposa), que gentilmente nos invito a visitar su proyecto, algunos
como Martin, Chiche y otros habían estado hace algún tiempo, nos pareció perfecto
para la tarde. Previamente nos fuimos hasta el rio, dónde entre el pajonal
observamos los recién llegados churrinches, y también sietevestido, carpinterito bataraz, espinero,
pecho manchado (construyendo su nido). Luego llego un numeroso grupo a bordo de
un enorme camión y salimos huyendo hacia la reserva, allí nos esperaba Roberto
y Amanda, nos explicaron el proyecto de conservación del ambiente autóctono, fueron
comprando lotes y defendiéndolos de las plantas exóticas, incluso un lote con
unas enormes y simpáticas llamas, que se encargan de mantener el pasto cortito,
recorrimos el lugar, con la guía de sus dueños, que nos fueron mostrando los
distintos ambientes, cruzado por el arroyo Tingazu, con puentes de madera y un
cruce sobre unas piedras por demás resbalosas.
Nos trajimos una muy buena
impresión de la gente y del lugar, y también una conexión a una futura salida
hacia una estancia de la zona. Nos despedimos de Punta Indio y ya con ganas de
otra salida, nos fuimos volviendo con el espíritu lleno de naturaleza.
Gracias por la nota Guillermo Machado.
